Desde que era niño, siempre me llamó la atención la cultura china: sus tradiciones, su historia y sobre todo su idioma. Soñaba con aprender mandarín directamente en China, pero cuando comencé a investigar cómo lograrlo, me di cuenta de que los trámites eran mucho más complicados de lo que pensaba. La cantidad de documentos, requisitos y detalles me abrumaba.
Fue en ese momento que conocí a Global Visa Business, y todo cambió. Me acompañaron desde el principio, me explicaron con paciencia cada paso y se encargaron de revisar mis documentos para que no hubiera errores. Gracias a ellos, pude tramitar mi visa de estudiante sin contratiempos y viajar con la tranquilidad de que todo estaba en orden.
Mi llegada a China fue una mezcla de emoción y nervios. Global Visa Business me había recomendado un hospedaje cercano a mi escuela de idiomas, lo cual me facilitó mucho instalarme y adaptarme rápido. Recuerdo el primer día de clases: entrar al salón y escuchar a mis compañeros hablar en distintos acentos, pero todos con el mismo objetivo de aprender chino. Esa energía me motivó desde el primer momento.
Lo que más disfruté fue que cada día fuera de la escuela también se convirtió en una lección. Pedir comida en un restaurante, comprar boletos de tren o simplemente conversar con la gente en el mercado me ayudó a practicar y a perder el miedo. Una de las experiencias más impactantes fue visitar la Gran Muralla China. Estar ahí, frente a una de las maravillas del mundo, fue indescriptible. Subir sus escalones y ver cómo se extendía hasta el horizonte me hizo pensar en todo lo que había soñado antes de llegar y en lo afortunado que era de estar ahí cumpliendo mi meta.
La gastronomía también fue una parte esencial de mi aprendizaje. Descubrir platos como los fideos Lanzhou o el pato laqueado fue toda una aventura. Al principio me costaba entender el menú o pedir exactamente lo que quería, pero con el tiempo noté cómo mi mandarín mejoraba y cada comida se volvía más sencilla… y deliciosa.
Hoy puedo decir que mi experiencia en China no solo me permitió aprender el idioma, sino también crecer como persona. Aprendí a adaptarme, a valorar otras formas de vida y a disfrutar cada momento.

Nada de esto habría sido posible sin el apoyo de Global Visa Business. Ellos se encargaron de todo lo complicado para que yo pudiera enfocarme en lo más importante: aprender, vivir y disfrutar mi sueño.
Por eso, los recomiendo de corazón a todos los que quieran estudiar, trabajar o simplemente vivir una experiencia auténtica en el extranjero.
— Gabriel Juárez
Cliente satisfecho de Global Visa Business















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